«Casa Ajena», una película de terror y crítica social que pone los pelos de punta

Si eres de los que gustan de las historias que asustan pero que también dejan un mensaje, Casa Ajena es una peli que seguramente disfrutarás. En sintonía con el estilo impuesto por la celebrada Déjame Salir (Get Out) de Jordan Peele, en este caso los protagonistas también son africanos y padecen el maltrato y la discriminación institucionalizadas.

Pero, a diferencia de aquél film en que los villanos eran desalmadas familias burguesas norteamericanas que torturaban y utilizaban -en varios sentidos- a personas de raza negra, aquí el peligro también es de naturaleza paranormal. Esta es la terrible experiencia de Rial (Wunmi Mosaku – Territorio Lovecraft) y Bol Majur (Sope Dirisu) que huyen de la eterna guerra civil en Sudán del Sur. Se ven escenas desesperadas de los que se escapan por sus vidas, con no más que lo puesto, hacia la Tierra Prometida: el Reino Unido.

Algo terrible sucede durante el escape y causa una angustia grande en la pareja, que arriba a Gran Bretaña presa del dolor. Ese episodio que los marcó para siempre se nos irá develando gradualmente, combinando los flashbacks con los silencios asfixiantes del presente.

Además de perder su identidad y su nación, los Majur pierden su libertad. Recién tras un año detenidos como inmigrantes ilegales y, por su buena conducta, acceden a la condición de refugiados. Deberán afrontar un período de prueba, y vivir exclusivamente en la casa que el estado les ha designado: un lugar sombrío en un barrio desagradable y rodeado de miradas reprobatorias. Reciben una pensión y tienen prohibido trabajar durante este lapso preliminar.

El miedo vive en Casa Ajena

Pero la casa, “nuestro hogar” como dice Bol, emocionado por haber llegado al Primer Mundo, se torna un lugar siniestro. Más allá de lo decadente del edificio y sus alrededores, puertas adentro suceden cosas más aterradoras. Estar todo el día allí sin nada que hacer en un país extraño somete al matrimonio a un ocio peligroso. Las presencias aterradoras que empiezan a acosar a ambos -si bien en principio ninguno habla sobre el tema- son más que espectros convencionales.

“Te llevas tus fantasmas allí donde vayas” le dice Rial a su marido. Ella está más conectada con un sentimiento de culpa que alimenta al demonio que viene a por ellos. Él trata de negar, de adaptarse a la vida que soñó, a “encajar” como un ciudadano inglés

Lo que pasa en esa casa, con paredes que se rasgan y criaturas que tras ellas se esconden, amenaza la nueva vida de los Majur. ¿Cómo explicarle a los funcionarios del gobierno encargados de supervisarlos que el lugar está embrujado? Los prejuicios sobre los migrantes africanos no sólo están latentes en los propios encargados de -presuntamente- velar por su bien, sino también en sus vecinos, que no los quieren allí

Pero Bol está decidido a no regresar, y su determinación pondrá a la pareja en una situación límite. Remi Weekes debuta como director en esta película que ya es un suceso entre los críticos. Británico de origen africano, contó que las problemáticas del racismo y la inmigración fueron habituales durante su infancia.

“Crecer como una persona de color en Londres hace que asimiles muchas situaciones y aprendas a resignar cosas” dijo el realizador a la prensa inglesa.

Casa Ajena mezcla pasado y presente de una manera a veces confusa y onírica, en función de retratar la agitación espiritual y mental de sus protagonistas. La casa respira, se desmorona, ataca, y vuelve a empezar con escenas  de pesadilla muy bien logradas. Súper recomendable.